«Jesús» de Hans Küng, «El Libro de la Hospitalidad» de Edmond Jabès e «El rostro oculto del mal: una teologia desde la experiencia de las mujeres» de Ivone Gebara são as obras acabadas de chegar à Fundamentos.
Jesús
Hans Küng, Madrid 2014, 216 págs. PVP: 16,00 euros
La esencia del cristianismo no es un contenido dogmático abstracto o una doctrina general sino, desde siempre, una figura histórica viviente: Jesús de Nazaret. Frente a una «cristología desde arriba», Hans Küng ofrece en este conciso libro, escrito con «sobrio apasionamiento», el perfil singular del Nazareno visto «desde abajo», adoptando por así decir la perspectiva de los que fueron los primeros discípulos de Jesús.
Este acercamiento al Jesús histórico se sustenta en la sólida base de la riquísima exégesis bíblica de los últimos dos siglos. Porque, según entiende el teólogo Hans Küng, solo gracias a un concienzudo trabajo histórico-crítico es posible aclarar el modelo de vida cristiano: Jesús de Nazaret como Mesías,Christós, el ungido y enviado de Dios que es fundamento de toda auténtica espiritualidad cristiana. Cristiano es todo aquel que en su camino personal se esfuerza por orientar la práctica de su vida conforme a este Cristo Jesús que sale al encuentro en los testimonios bíblicos.
El Rostro Oculto del Mal: una teologia desde la experiencia de las mujeres
Ivone Gebara, Madrid 2002, 248 págs. PVP: 22,00 euros
La experiencia del mal realizado o sufrido por las mujeres, al igual que la que afecta a las vías de salvación, se ha interpretado tradicionalmente desde un enfoque religioso patriarcal, mediante una metafísica caracterizada por un dualismo jerárquico y masculino, que se presenta de modo universalista. Frente a dicha interpretación, esta obra ofrece una innovadora perspectiva en el tratamiento del problema de Dios y el problema del mal, vistos tal como son vividos por las mujeres o por medio de ellas, a través de discursos propios que desvelan su experiencia personal. Su objetivo es doble: por una parte, mostrar el movimiento de ocultación experimentado; por la otra, transformar ese silencio vivido en palabra publica, en confesión que recuerda la urgente necesidad de unos comportamientos basados en el respeto y en la igualdad entre los sexos.
El mal en sus diversas manifestaciones, oculto en la familia, en los hogares, en los prostíbulos, en los conventos, en las Iglesias y en las teologías, no sólo sale aquí a la luz pública, sino que se convierte en objeto de investigación científica e irrumpe en el mundo académico. Sin embargo, desde la óptica religiosa, hablar del mal es hablar también de Dios. Para las mujeres, un Dios con muchos rostros y con ninguno. Un Dios mezclado en la vida cotidiana de las mujeres pobres que claman a Él/Ella en medio de su lucha por la supervivencia; un Dios barroco, a veces clemente y a veces severo, presente en los claustros y en las bibliotecas. Finalmente, un Dios crítico de sus propias imágenes, de la imágenes congeladas en un mundo patriarcal, que clama para que Lo/La dejemos en simplemente Dios, El/La que Es. Desde la fenomenología del mal se llega así hasta el silencio sobre el Misterio que nos invade y en el que vivimos, un Misterio presente en todo y más allá de todo.
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